“El arte debe reconciliar al ser humano con el mundo”

Entrevista a Ernesto Rodríguez Abad

Es Profesor de Literatura Española y Teatro en la Universidad de La Laguna, y cuentacuentos. Además, dirige el Festival Internacional del Cuento de los Silos y la revista de narración oral Mnemosyne.

Dentro del Encuentro Internacional de Narración Oral, el 29 y 30 de abril coordinará el taller Contar y crear, mientras que el 1º  de mayo participará del cierre con música y poesía clásica, junto al grupo Dicha en la voz.

— Su primera participación en la Feria lo tendrá al frente del taller Contar y crear, ¿cuál piensa que es el rol de juego y la improvisación en la construcción del texto literario?

Siempre el arte es juego. Debemos despojarnos de nuestros ropajes de adultos serios para encontrar al niño que nos libera. El arte para mí es liberación, es dejar que las palabras se unan sin prejuicios, sin mentiras, sin las convenciones sociales que están matando nuestra sociedad. El arte debe reconciliar al ser humano con el mundo.

— También estará en el día de cierre del encuentro, en dos actuaciones abiertas para todos. En el primero junto al grupo español Dicha en la voz y luego con otros colegas, ¿cuál es su expectativa ante el reencuentro con el público argentino?

Siempre actuar es para mí como el primer día que subí a escena, de otra manera lo dejaría, no imagino mi actuación sin emoción, sin nervio, sin verdad, no valdría la pena. Estoy seguro que nada más llegar a escena recordaré tantos momentos vividos en este país que se desencadenarán sentimientos impensados. Yo uso eso para convertirlo en mi propuesta. Emocionarme para emocionar. Usar mi experiencia para llegar a conectar con la experiencia común. Espero que esta nueva propuesta con Cali y Juan Carlos, voz y guitarra, pueda abrir un mundo maravilloso a los espectadores. Es el mundo de Lope de Vega, de maría Zayas, una de las primeras mujeres escritoras de Barroco europeo, el romancero o los textos anónimos son mi propuesta, son una forma delicada y personal de viajar hacia nosotros mismo a través de los textos del pasado. Soy un enamorado de la literatura clásica y sé que el público argentino es un buen gourmet, sé que les llegará.

— El amor por las historias lo ha llevado a recorrer gran parte de Argentina, ha participado en festivales y encuentros en Buenos Aires, Mendoza, La Pampa y algunas ciudades patagónicas, ¿cómo es su relación con el público local?, ¿para usted como es la tradición de cuentacuentos en el país?

En Argentina empezó mi recorrido internacional en el mundo de la narración oral o cuentacuentos. Para mí siempre ha tenido un significado especial, pues desde muy joven me familiaricé con la poesía y la narrativa argentina. Más tarde me sorprendió una manera de narrar, de hacer las cosas, de trabajar la palabra con una especial atención al texto literario.

Me siento muy identificado con el público americano, el hecho de ser canario, a medias entre Europa, América y África me coloca en una especie de lugar privilegiado para conectar con el mundo latinoamericano.

En particular mi recorrido por diferentes zonas del país me ha dado una visión amplia y hecho conocer diferentes maneras de conectar, ya que el público de los Andes es diferente a la Patagonia o al oyente urbano de Buenos Aires, sin dejar de ser tú mismo debes buscar un repertorio que te permita llegar al corazón de quién te oye. Lo más importante de un artista es ser siempre sincero, buscar la verdad en la palabra, así llegará a lo esencial que es el receptor de su mensaje.

— Su larga experiencia también lo ha llevado participar en cursos, talleres y actuaciones en otros puntos del continente, como Brasil, Bolivia, México, Puerto Rico, Venezuela y Cuba. ¿Cómo percibe el lugar que ocupan los cuentos en Latinoamérica y en Argentina?

América siempre ha sido muy importante en la difusión y en la producción del cuento literario, pero no es uniforme. Hay grandes diferencias entre países como Argentina, Brasil o México que tienen una producción literaria y editorial muy importante en el mundo con otros países en los que se ha desarrollado menos la cultura de la lectura. Creo que va muy relacionado todo el arte, y creo también que nuestra misión, la de los que narramos, es la de ser propagadores del placer de la literatura, en muchos casos somos intermediarios entre el oyente y el libro, según como tratemos un texto podemos alejar o atraer a quién escucha.

Creo que nuestra sociedad, tanto en América como en Europa, está comprendiendo la importancia que tiene la oralidad en un mundo que cree que ya ha conquistado todos los retos técnicos. No podemos vivir sin la calidez que regalan las palabras que acarician los oídos.

— En la era de los medios audiovisuales la imagen parece fagocitar cada vez más a la palabra, ¿cómo percibe esta relación?

Sin miedo. Los medios técnicos jamás excluirán al ser humano y la literatura llega en un libro manuscrito, en la voz del narrador, en una computadora o en una pantalla. Lo importante es seguir emocionando como los antiguos juglares en una plaza.

Yo me he atrevido a publicar algunos de mis cuentos africanos como aplicación Apple de iPhone, vivo en esta época y la técnica me ofrece unas posibilidades impresionantes. Me pueden escuchar en muchos lugares.

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