La tinta oscura y otros relatos de terror

El terror es una temática que nunca pensé escribir, más con el tiempo se ha convertido, por muchas razones, en uno de los motivos más recurrentes de mi producción literaria. Lo esotérico, lo gótico o lo sobrenatural conectan perfectamente con el mundo juvenil y con una parte de mi personalidad artística que me divierte. Construir una historia inverosímil que pueda  ser creíble literariamente es un ejercicio de creación a la vez arduo y divertido. Para mí escribir es investigar en la forma continuamente, no parar de estructurar el armazón del conflicto hasta que alguien crea que es verdad lo que le cuento, aunque sea ilógico desde el punto de vista real. Cultivando el terror tienes que trazar narrativamente tus textos con unos trucos muy pensados para que el lector no deje de creer o se descuelgue de la trama.

La búsqueda de motivos o argumentos es compleja, ya que sentimos miedos o fobias por cosas muy diferentes. A veces busco en las leyendas antiguas, que vienen a ser puntos de partida para construir un relato actual, otras busco en los miedos mas personales de alguien, en las cosas pequeñas que se convierten en grandes pesadillas.

Intento, de todas formas, que mis historias de terror no sean un mero pasatiempo o divertimento. Si rastreamos en muchas frases o personajes no dejo de incluir reflexiones sociales, morales o crítica a diversos comportamientos políticos o del abuso del poder, del mal uso de la inteligencia o la ciencia. El miedo está dentro de uno mismo, solo tenemos que usar la palabra que destapa el terror del otro.

La ilustración es fundamental para mi escritura. Me gusta mucho la pintura y siempre dibujo a mis personajes como ejercicio previo a la escritura. Luis San Vicente es uno de los ilustradores que mas libros míos ha ilustrado y creo mucho en sus propuestas. Engrandece la palabra, la hace más fuerte cuando el ilustrador comprende lo escrito, y Luís es uno de esos artistas.

¿Te ha gustado este contenido?. Compártelo: