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El verso brota

cicatriz en la hoja,

silencio roto.

El condado mágico de Daute

El condado de Daute es mágico y misterioso. Recuerda un mundo de ficciones fantásticas y aventuras indescriptibles. Allí no hay condes ni señores feudales, pero parece una fortaleza rodeada de montañas agrestes, hermosas y escarpadas que descienden hacia un inmenso valle que acaba en un mar azul, irisado de espumosas olas.
 
Entre las rocas y el mar nacen las historias, las leyendas, los versos… 

Es fascinante este recóndito lugar donde tuve la suerte de nacer. Las descomunales montañas verdes y negruzcas que lo circundan lo hacen enigmático, único y hermoso. Al otro lado, el mar todo azul e inmenso nos invita a dejar que el pensamiento se haga grande, ilimitado e inesperado.
 
Seres fantásticos han vivido en las cuevas umbrías de sus montañas, sus playas de callaos ruidosos y acantilados asediados por las olas han visto barcos, piratas y, quizá, sirenas de largas cabelleras. 
 
Sus despeinadas plataneras jugando con el viento, sus calles adoquinadas con trozos de historias antiguas, sus casonas llenas de recuerdos del pasado.
 
Daute me ha alimentado, no solo de sus huertos frondosos y de sus granjas suculentas; también me ha nutrido de palabras, de historias, de leyendas y de versos sonoros.
 
Te invito a rastrear las historias que el tiempo, el viento, las rocas y las plantas de Daute me han contado. Búscalas conmigo. Escríbeme luego tus sensaciones, tus experiencias, tus versos escondidos. Trece lugares que me han hecho soñar.
 
Pasa el cursor sobre el mapa y aparecerán textos que se ocultan en este paraje mágico.
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1.- Monte del Agua
 
Las laurisilvas son hermosas y misteriosas también. Sus brumosos caminos esconden historias que nadie ha podido contar… Un hombre, montado en su burro, tuvo que atravesar sus parajes por la noche. Sentía que alguien lo seguía. Veía ojos furiosos mirándolo en la espesura, oía pisadas sinuosas, respiraciones entrecortadas… Nunca llegó a su pueblo. Los gatos gigantes, crueles y despiadados salen algunas noches a pasear por el monte. 
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2.- Lomo Morín
 
Allá arriba en aquel cerro
Hay una piedra de oro
Donde lavan las muchachas
Los pañuelos de los novios.
 
Mi madre me recitada esta copla popular, yo soñaba con encontrar en los recónditos barrancos que atraviesan las montañas aquella piedra mágica que escondía besos de amantes, caricias de enamorados, suspiros de novias tristes, deseos no cumplidos, palabras que acariciaban a los novios…
¡Cosas del amor! 
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3.- Barranco Sibora

Había una piedra grande y blanquecina en el lecho del barranco. En medio del cauce. De pequeños íbamos a jugar alrededor de aquel trono de rey destronado. Luego, descubrimos que allí se sentó el último aborigen de Daute, antes de que lo encadenaran y lo arrastraran hasta el barco que lo llevaría lejos, muy lejos. La piedra es tan blanca porque dicen que sobre ella lloró el mencey y sus lágrimas la bañaron. Por eso se sentía algo extraño cuando uno se sentaba sobre ella. Era la tristeza encerrada.

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4.- Barranco de San Blas
 
Qué clara que esa la noche,
Qué cerco lleva la luna,
Cómo corren los barrancos
sin llevar agua ninguna
 
El Santo corría por las noches desde la costra a los montes. Perseguía desesperado los gritos de los aborígenes. Algunos lo encontraban por la mañana con las manos tapando los oídos. En los ojos el susto. La lengua trabada con palabras ininteligibles.
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5.- Garajado
 
Es un pesquero donde los solitarios van a pescar. Entre sus rocas se esconde la historia de un hombre que soñó con la libertad. 
 
Entre la espuma soñaba,
libre, escribir un verso.
Mas las olas lo borraban
en sus vaivenes perversos
 
Algunas tardes, se escuchaba un voz cantado la coplas entre el murmullo de los callaos.
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El Callejón de Aregume
 
Los adoquines, al penetrar el callejón, dejan atrás el bullicio de la plaza, las risas maliciosas, las miradas curiosas… Comienzas a subir y sientes que en los pies nacen alas y puedes descubrir historias que nadie te había dicho. Allí los pasos tienen ecos de palabras recién creadas.
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Talavera
 
El silencio cabalga sobre una ráfaga de viento. Se retuerce por cada rincón del caserío. Las piedras, las tejas rotas, los huertos abandonados, los senderos que no llegan a ningún lugar… Todo está deshabitado de palabras.
Solo algunos seres mágicos acechan al visitante. Hay que estar muy atento para poder verlos.
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La Montañeta
 
Un grito inundó la noche de temblores y de historias. Los pinares rompen la lava petrificada. La bruma viene a acariciar la tierra herida.
Un lugar para soñar un mundo misterioso. Un lugar que perderse y no regresar.
Una bruja acecha tras un grueso pino. Sus ojos de lechuza brillan.
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El callejón de Venus

Una mujer, hermosa y descarada, espera sentada en los escalones. El murmullo del mar viene buscarla. Luces y sombras en sus ojos de agua. Un marinero beodo ansía caricias en la noche oscura. Rayos de luna bañan su torso. 
Venus brilla en un cielo límpido. 
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Faro de Teno
 
Allá, donde acaba la Isla, una sirena espera. Canta.
Un torrero solitario la mira. El hombre apunta en su libreta vieja, raída por la sal y el tiempo, versos largos de amor.
Como la cabellera de la sirena que se enreda por las rocas buscando las palabras del hombre enamorado. 

 

 
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Bailaderos
 
Una palabra no dicha retumba en las cumbres. Ruedan maldiciones por los torrentes silenciosos de Bujamé.
La bruja llora escondida tras los bezos. 
Ojos asustados se ocultan tras las ventanas.
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Playa de las mujeres
 
Parece que allí se acaba la Isla. Parece que no puede existir un mar mas libre y femenino… Allá, donde las olas se peinan con los callaos de la orilla. Allá, donde el viento susurra soledades.
El silencio tiene nombre de mujer.